Que sea un pequeño castillo en un entorno rural alejado de ruidos y buliicio.

El Hotel Château de Fère que habíamos reservado para descansar cerca de Reims nos recibió con una fabulosa sorpresa. Su ubicación a metros de las imponentes ruinas de un castillo medieval es impactante y la posibilidad de recorrerlas y de contemplarlas sin apuro y en cualquier momento del día es un plus maravilloso. Como cada suite tiene una decoración distinta, pudimos elegir la que más nos gustaba por su amplitud, por su decoración y por el confort de su baño. La Recepcionista, además de ser sumamente servicial y gentil, nos ofreció una copa de champagne en el bar como regalo de bienvenida. La cena que nos sirvieron esa noche nos resultó excelente.

Lamentablemente, como nos tocó una noche muy fresca y suponemos que consideran que la calefacción ya no es necesaria en primavera, el comedor estaba bastante frío tanto para la cena como para el primer desayuno. El siguiente desayuno decidimos pedirlo en nuestra suite donde gozamos de una muy agradable temperatura gracias al potente calefactor eléctrico que nos había traído la atenta recepcionista. Observamos que el tema refrigeración no ha sido resuelto en el hotel. En nuestra elegante suite habían colocado un antiestético ventilador de pié para suplir la ausencia de un eficiente acondicionador de aire. Otro detalle que se les escapa : Deberían cambiar más frecuentemente el agua de algunos floreros con flores artificiales pues luce verdosa y huele mal.